martes, 29 de septiembre de 2009

El Dominó

E L D O M I N O





- ¡Ja, ja, ja, háganme esta! Dice Antonio y deposita sobre la mesa, con un golpe exagerado, el chancho seis ¡Primera vez en la historia del dominó que alguien domina con un chancho seis! ¡Compañero…nos van a tener que dar un certificado, porque ésta no la cree nadie!

- ¡Así no más va a ser! ¡Hay que tomar el nombre de las víctimas para que también figuren en la historia del dominó, ja, ja, ja! ¡La calidad siempre se impone! agrega Guillermo, en un tono burlón pero sin mala intención.

Guillermo y Antonio no eran jugadores habituales de dominó, ni manejaban bien las técnicas de este juego, pero ocasionalmente concurrían al Club Social y siempre encontraban a alguien con quien entretenerse un rato y tomarse un trago. Generalmente perdían, pero en esta oportunidad, por esas casualidades inexplicables, le habían dado una paliza a un par de jugadores avezados sin perder ni un partido y peor aún, habían dominado, el partido decisivo, con un chancho seis, lo que en la práctica resulta casi imposible ante tamaños adversarios.

La pareja formada por Pedro Córdova y Osvaldo Durán, habían sido los ganadores absolutos del último campeonato regional realizado en el balneario de Pichilemu y para lograr el trofeo habían vencido a más de veinte parejas en el eliminatorio provincial y otras tantas en el regional, sin perder ningún partido, de modo que bien merecido tenían su título. Ahora se encontraban a la espera del campeonato nacional para representar a la región. Haber perdido frente a una pareja de novatos e ignorantes en la materia, era verdaderamente una vergüenza, no sólo para ellos sino también para la región misma, ya que se ponía en duda la calidad de sus representantes.

- ¿Qué fue lo que nos pasó Osvaldo? ¿Cómo es posible que nos haya apaleado esta pareja que no saben ni donde están parados?

- Lo que sucede, mi amigo, es que como no tienen idea, juegan cualquier carta y no la que lógicamente corresponde y con ello consiguen que nosotros no logremos saber hacia donde van ni que pretenden, porque, en realidad, no pretenden nada, juegan a poner baldosas y con eso se conforman. A nosotros nos producen confusión…¡esa es la palabra justa…con…fu…sión. Nos desorientan.

- Y para peor, como teníamos la certeza de ganarles, le pusimos, entre pera y bigotes, solamente whisky y del mejor, sin perjuicio del tinto gran reserva y de los churrascos. ¡Vamos a tener que firmar letras para pagar la cuenta!

- Bueno Pedrito, vamos a tener que pagar la soberbia. Harto cara ha sido la lección, no sólo por el consumo, sino también por la vergüenza. Una cosa está clarita… la moraleja: “No existe el enemigo chico”

- ¡Por Dios que es cierto!

El resto de los presentes en el club, rápidamente se impuso de la novedad y no podían creer lo acontecido. La mayoría de los presentes conocían a ambas parejas y no se convencían que Antonio y Guillermo, que jugaban muy a lo lejos, hayan ganado facilito a Pedro y Osvaldo. Los comentarios eran variados y, por supuesto, ninguno favorecía a la pareja ganadora.

- Pedro y Osvaldo deben haber estado ebrios, decían unos.

- A lo mejor algo de trago tenían, pero lo que los mata es el trasnoche, no ve que no están acostumbrados, agregaban otros pocos.

- No, no, los pillaron en el momento preciso nada más y supieron aprovechar la oportunidad, comentaban los menos. ¡Si se sabe que los contrincantes son malos!

Al final, las explicaciones terminaron por no convencer a nadie. ¡Perdieron y por paliza! Eso es todo, no hay excusa que valga ante lo evidente. Y si les ganaron los malos ¡cómo serán ellos!

Esa noche, en el club, nadie hablaba de otra cosa y las cervezas, botellas de vino y tragos combinados desaparecían en las gargantas de los parroquianos con una rapidez inusual.

Don Rubén, el concesionario del club, temiendo agotar su stock de bebidas alcohólicas, tuvo que conseguir con un amigo propietario de un restaurante le pasara, en calidad de préstamo, unas pocas botellas de vino, cervezas y pisco, para poder cubrir el sobre consumo repentino que le estaba afectando.

Fue esta la razón por la que el dueño del restaurante, don Elías, se impuso de la derrota sufrida por Pedro y Osvaldo. Naturalmente que la divulgó entre sus habituales clientes, que por cierto también practicaban el juego del dominó en su negocio e incluso algunos habían participado en el campeonato comunal, sin alcanzar lugares más avanzados.

Comentaban al día siguiente, que un par de horas después del acontecimiento, la noticia ya se había divulgado de tal manera que, incluso, en el cabaret de la Tía Ruth fue motivo de conversación de los clientes con las asiladas, y los que no se impusieron esa noche, lo supieron al día siguiente por cuanto fue publicado en el diario El Rancagüino, incluyendo fotografías de los campeones derrotados vergonzosamente por los novatos desconocidos, de los cuales, por supuesto, no se tenían fotografías. El diario se dio el lujo de inventar entrevistas con los ganadores y de obtener respuestas respecto de las técnicas usadas para conseguir el triunfo, agregando que habían aprendido a dominar el juego en la ciudad de Neuquén, en Argentina, donde este juego es tan popular como el fútbol.

Todo lo escrito, era falso, salvo la derrota.

Hasta los apellidos de los ganadores tuvieron que ser inventados ya que en el club social donde se había realizado el evento, eran conocidos sólo por sus nombres, puesto que ni siquiera eran clientes habituales, sino ocasionales.

Varios periodistas de radios locales, como perros zorreros, olían las huellas y seguían las pistas para conseguir las verdaderas identidades y hacer entrevistas directas con los desconocidos y anónimos vencedores de “Los Invencibles”, como eran denominados Pedro y Osvaldo. Sólo se sabía que no eran Rancagüinos y que sus nombres eran Guillermo y Antonio.

El canal de televisión local mandó un equipo periodístico a investigar y no pudiendo obtener información alguna, recurrieron a la policía para conseguir la confección de retratos hablados y con ellos dar la noticia que todo el mundo quería conocer con detalles. Sin embargo, todo esfuerzo resultaba estéril, como si a estos nuevos héroes se los hubiese tragado la tierra.

La Federación Chilena de Dominó, aprovechando su organización a nivel nacional, encargó a todas las Asociaciones del país, rastrear la verdadera identidad de Guillermo y Antonio, para citarlos e integrarlos a la selección nacional que próximamente debía participar en un campeonato Sudamericano. Nuevamente no fue posible saber el paradero de estos verdaderos fantasmas. Nadie se explicaba que dos personas “maestras” del dominó, no pertenecieran a club alguno, ni fueran conocidas en el ambiente dominocero o bien la información se estaba guardando de adrede para que estos jugadores no fueran tentados por otros clubes.

Los medios de comunicación a nivel nacional, por supuesto que se impusieron de la noticia y dieron un comunicado, por así decirlo, suave, ya que al igual que todos, carecían de información suficiente para divulgar el hecho con fuerza. De todos modos designaron a sus mejores reporteros para que concurrieran a Rancagua y obtuvieran antecedentes más sólidos en que respaldar esta tan importante noticia que seguramente remecería las bases de la Federación Chilena de la especialidad y provocaría profundas investigaciones sobre la seriedad de los campeonatos e incluso se realizarían auditorias para comprobar el correcto uso de los recursos económicos entregados por el Gobierno de Chile.

En buenas cuentas, las consecuencias de esta noticia podrían llegar a ser catastróficas, no sólo en el ámbito del juego, sino también en el administrativo, y eso que nadie había pensado aún en qué pasaría si se llega a saber en el extranjero. Seguro que se les perdería el respeto a los jugadores chilenos y serían objeto del escarnio internacional.¡Eso si que sería grave!

Hubo un diario, un poco más avanzado, que se atrevió a titular: “Vencidos los Invencibles” y en el texto decía: “Una pareja, al parecer de fantasmas, derrotó vergonzosamente a los Invencibles Pedro Córdova y Osvaldo Durán, campeones regionales de dominó de la sexta región. Ahora no se sabe quién representará a la región en el campeonato nacional, si serán Los Invencibles o esta pareja de fantasmas. Usted juzgue.”

Mientras tanto, Pedro y Osvaldo ya ni se atrevían a salir de sus casas y los encuentros diarios con sus amigos, a tomar el café de las 11,00 hrs., los suspendieron simplemente dejando de asistir. Tenían temor a los comentarios y a las múltiples preguntas que les formularían sus amigos.

¿Qué explicación podrían dar? En realidad fueron bien ganados, no se encontraban ebrios, ni les afectó la trasnochada, ni estuvieron desconcentrados y ni siquiera cometieron errores garrafales. Todo sucedió, simplemente, porque los contrincantes, que efectivamente son malos, jugaron inspirados quien sabe por qué santo. Lo que hacían, les resultaba bien, como el cazador que dispara con los ojos cerrados y bota una tórtola al vuelo. Esas cosas no tienen explicación alguna, sólo suceden y hay que aceptarlas. El error estuvo en haber corrido el riesgo que creyeron no existía.

El problema grande para ellos, es que ahora nadie les cree. Todos piensan que no tienen posibilidad alguna de ganar, enfrentándose a verdaderos jugadores y en esos términos la región iba a hacer el ridículo en el campeonato nacional.

Similar problema tiene también la Asociación Regional que se ha quedado sin jugadores que la representen en el Nacional. ¿Quién se atreve a mandar a una pareja que ha sido derrotada por dos desconocidos? Y si no se manda a Los Invencibles que arrasaron con el resto de los competidores, ¿ A quién van a mandar?.

Pareciera que la única solución es desplegar todos los medios disponibles para ubicar a la pareja ya apodada Los Fantasmas y conseguir se comprometan a ser los representantes de la VI Región. De este modo, por lo menos, todos estarían de acuerdo en que se hizo los más grandes esfuerzos para tener los más idóneos jugadores existentes en la región.

Todos los integrantes de la Asociación Regional por unanimidad, dieron el visto bueno a este plan y dejaron constancia detallada en acta, de ello.

Debían mandar a cada uno de los pueblos de los alrededores de Rancagua, a una pareja de investigadores que portaran los retratos hablados confeccionados por la policía (no tenían otro medio de identificación) y se entrevistaran con los dirigentes de las Juntas de Vecinos, a fin de conseguir fueran identificados y ubicados, los ya famosos “fantasmas”. Contaban con dos o tres policías jubilados que podían aportar su experiencia y conocimientos en estas lides y además estaban dispuestos a cooperar.

La Asociación, por su parte, tenía que hacer un esfuerzo económico y entregar pasajes y viáticos a estos investigadores que, gratuitamente, aceptaron llevar a cabo la misión encomendada.

Las parejas de investigadores serían enviadas a Machalí, Doñihue, Coltauco, Graneros, San Francisco, Requínoa, Rosario, Quinta de Tilcoco, Coínco y Rengo. Estas eran las localidades más importantes de la Provincia de Cachapoal, cercanas a Rancagua y en ellas se dispuso centrar la búsqueda. Eran diez pueblos y se asignaron dos a cada pareja de investigadores, de modo que el esfuerzo era bastante grande.

Si esta estrategia no resultaba, lo único que se podía hacer era enviar a los Invencibles y correr el riesgo del ridículo.
La decisión había sido tomada en reunión solemne y por unanimidad del directorio de manera que ya no había forma de desistirse o de cambiar los planes, además que se disponía de muy poco tiempo. Las cartas estaban jugadas y no se podían retirar de la mesa.

Los investigadores tenían una semana de plazo para informar el resultado de sus gestiones. Así entonces el trabajo debía realizarse con rapidez pero a la vez con meticulosidad para conseguir el objetivo.

Comenzaron a recorrer, conforme a lo planificado, las Juntas de Vecinos mostrando a los integrantes del directorio los retratos hablados de que eran portadores, sin conseguir el reconocimiento de ninguno de los dos Fantasmas.

Al borde de la desesperación y la oscuridad, se vio una luz, que señalaba una primera pista de la que agarrarse.

En el pueblo de Rosario, una persona identificó a Guillermo. Se trataba de un individuo natural del pueblo, que había trabajado en una industria de Rengo y que, en la actualidad, estaba viviendo en la ciudad de Concepción. Ocasionalmente viajaba a Rosario a visitar a su suegra radicada en esta localidad. Se supo también que tenía una hermana residente en el mismo paraje.

Como pareciera que todo debía complicarse en esta investigación, se estableció que la suegra de Guillermo era una viejecita de noventa y ocho años, que tenía luces y sombras de las personas y que no podía aportar información alguna. Su hermana se encontraba en Santiago y no volvía hasta dos días después.

El día indicado estaban los investigadores entrevistándose con la hermana de Guillermo y pidiéndole antecedentes sobre su teléfono y dirección, pero esta señora dudosa de la veracidad del planteamiento que hacían dos desconocidos, se negaba a proporcionar información alguna, formándose una pequeña discusión que hizo salir a su esposo para ver qué sucedía.

Fue entonces que uno de los investigadores sacó el retrato hablado y lo comparó con este nuevo personaje. Cuál no sería su sorpresa, al establecer que se trataba de Antonio y que, lógicamente, era cuñado de Guillermo.

La primera etapa estaba concluida. Los Fantasmas estaban plenamente identificados y Antonio había reconocido ser ellos los que habían vencido a los Invencibles, hacía un par de semanas en el Club Social. Ahora sólo faltaba convencerlos para que representaran a la VI Región en el campeonato nacional.

Antonio se encargaría de convencer a su cuñado para concurrir al Club y entrevistarse con la directiva de la Asociación para darle un corte definitivo a este asunto que a todos tenía tan preocupados. La reunión sería el sábado a las 21,00 hrs.

Guillermo se comprometió a llegar a Rosario el viernes por la noche, para tener tiempo de conversar el tema con calma y detalladamente con Antonio. Mal que mal se estaban enfrentando a una situación totalmente insólita para ellos y debían resolverla de manera honrosa y sin dañar ni avergonzar a nadie.

- ¡Hola cuñado, cómo estás! Saluda Antonio

- Muy bien…sólo un poco preocupado por el forro en que estamos metidos.

- ¿Has pensado qué vamos a hacer?

- Si…he pensado muchas cosas, pero no encuentro nada que me deje totalmente satisfecho.

- Me pasa exactamente lo mismo. Sin embargo creo que lo primero que debemos decidir es, si vamos a aceptar o no y dependiendo de ello trazar el camino a seguir.

- Estoy de acuerdo y…¿Vamos a aceptar o no?

- Yo estaba esperando que tú tomaras la decisión y yo estaba dispuesto a aceptarla y seguir hasta las últimas consecuencias.

- ¡¡¡Nooo…pues cuña!!! Mejor hagámoslo al revés. Decide tú y yo te sigo.

- ¡Está bien! Yo creo que no debemos ir al campeonato nacional. Si lo hiciéramos no sólo haríamos el ridículo, y eso sería lo de menos, sino también dejaríamos a la Región como la mona y eso no sería justo.

- ¡Comparto plenamente la decisión! Ahora hay que decidir la ruta para llegar a desistir, sin quedar como gallinas ni tampoco como indiferentes a los intereses regionales.

- Creo que tengo la solución. Escucha bien…A Pedro y Osvaldo les interesa muchísimo ir al campeonato nacional, ya que es la única oportunidad que tienen de recuperar el prestigio. Lo que debemos hacer es jugar con ellos un partido decisivo y la pareja ganadora será la que vaya a Santiago.

- Y si, por esas cosas de la vida, les ganamos de nuevo…¿Qué vamos a hacer nosotros en Santiago? Considera que van a estar nerviosos y nosotros no, porque no tenemos nada que perder.

- Esa va a ser la gran jugada nuestra. Antes del partido les vamos a decir que nos dejaremos ganar, siempre y cuando ellos paguen los tragos y la comida que se consuma y que digan públicamente que van a pagar, como homenaje a nuestra hidalguía de haberles dado la oportunidad de reivindicarse. Si se niegan, nosotros no les damos la oportunidad a ellos y sí a los vice-campeones regionales. Estoy seguro que esta vez, no se atreverán a correr el riesgo.

- Tienes razón…primero porque se mueren de ganas de ir al nacional y después al sudamericano y segundo porque si llegaran a perder de nuevo contra nosotros, no los agarrarían ni en el campeonato infantil de los barrios.

- Entonces mi querido cuñado, manos a la obra. Mañana a las 20,30 horas nos vamos para Rancagua a entrevistarnos con los de la Asociación y después a jugar. Yo me encargaré de citar a Los Invencibles y de ponerlos al tanto de nuestros planes.

- Seguro que se van a encoger enteros, pero van a terminar aceptando sin chistar y agradecidos.

Antonio y Guillermo tenían el convencimiento que con la estrategia urdida, quedaban todos en buen pié. En primer lugar ellos, por haber dado la oportunidad a Los Invencibles, en segundo lugar Osvaldo y Pedro, porque aparecían, al fin, como verdaderos ganadores y justos representantes de la Región y en tercer lugar la Asociación Regional, por haber mandado a los mejores.

El sábado llegó y también las 21,00 horas. En el Club Social se llevó a efecto la reunión programada.

- Nosotros nos hemos tomado la libertad de pedirles concurrir a esta reunión, a fin de solicitarles humildemente, representen a la VI Región en el próximo campeonato nacional de dominó a realizarse en Santiago, en tres semanas mas.
Las palabras de don Víctor Donoso, Presidente de la Asociación, estaban llenas de solemnidad y formalidad.

Y agregó:
Nos hemos informado que ustedes han proporcionado una derrota estruendosa a nuestros campeones regionales, avergonzándolos y haciéndolos parecer niños extraviados que no saben hacia donde ir. Frente a esta realidad indesmentible, hemos hecho los más grandes esfuerzos por ubicarlos y pedirles este inmenso favor. Por supuesto que la Asociación no sólo correrá con los gastos que signifique esta representación, sino también les proporcionará un viático diario que les permita tener un buen pasar mientras permanezcan en el evento.
¿Estarían dispuestos a tamaño sacrificio, por nuestra querida Región del Libertador O”higgins?

- Nosotros, dice Guillermo, estamos dispuestos a cualquier sacrificio que signifique engrandecer esta tierra que nos vio nacer, sin embargo consideramos –y se lo planteo con mucho respeto- poco justo, que se haya tomado una decisión tan drástica con los campeones regionales, basados sólo en un partido que no reunía las formalidades que corresponden.

- Por esta razón, agrega Antonio, queremos pedirle nos permita jugar un partido, con las formalidades propias de un campeonato, con Los Invencibles y quienes ganen este partido serán, sin lugar a dudas, los mejores representantes regionales. Usted sabe que no basta un triunfo para erigirse en campeón, ni una derrota para ser perdedor.

- Encuentro que tienen razón, dice don Víctor, y consulta al resto de la directiva, que con aires de judicatura, asienten en señal de aprobación. Entonces, hay que citar de inmediato a Osvaldo y Pedro, para definir hoy mismo.

Alguien dice: Están acá, se encuentran en el salón central.

- Si es así, vamos al juego, sentencia don Víctor.

Guillermo y Antonio, se miraban con complicidad. Todo estaba resultando tal cual lo habían planificado y sin que se presentara tropiezo alguno.

Por su parte, Pedro y Osvaldo, ponían expresiones de incredulidad, con el más pulcro histrionismo y consultaban qué había pasado para que la directiva cambiara de opinión de un momento a otro y les diera una nueva oportunidad.
El propio don Víctor fue nombrado árbitro del encuentro. En realidad era el hombre más idóneo para el cargo por su reconocida seriedad e imparcialidad.

El partido se jugaría a los ciento cincuenta y un puntos y los ganadores debían tener una diferencia mínima de veinte puntos con los perdedores, en caso contrario, se jugaría un nuevo partido en similares condiciones y tantos fueran necesarios hasta cumplir con los requisitos establecidos.

Antes de iniciar el partido, hacen una pedida de trago y Los Fantasmas proponen pedir una botella de Whisky etiqueta negra, del mejor. La proposición fue aceptada pese a las miradas torvas de sus contrincantes.

Se inicia el partido y en el primer juego ganan Los Invencibles con veintidós puntos.

El segundo juego lo ganan Los Fantasmas con cuarenta y cinco puntos.

Osvaldo mira a Antonio con cara de pocos amigos y le proporciona feroz puntapié en las canillas, por debajo de la mesa.

Tercer juego, ganan Los Fantasmas con treinta y seis puntos.

Esta vez fue Pedro quien golpeó igualmente las canillas de Guillermo.

Cuarto juego, ganan Los Invencibles con una encerrada fenomenal y se adjudican cincuenta y ocho puntos.

Ahora Pedro y Osvaldo se dan la mano felicitándose mutuamente e invitan a todos a brindar con ellos.

Quinto juego, ganan Los Invencibles con veinticinco puntos.

Nuevos apretones de manos, felicitaciones y brindis.

Sexto juego, ganan Los Invencibles, con veintisiete puntos.

Osvaldo dice: Los tenemos de uno…compañero. Llevamos ciento treinta y dos puntos. Ahora los matamos y se terminaron las dudas. Salud.

Séptimo juego, ganan Los Fantasmas con treinta y cuatro puntos.

Puntapié en la canilla para Guillermo que hizo una jugada fenomenal.

Octavo juego, ganan Los Fantasmas con veinticinco puntos.

Canillazo para Antonio, que aguantó estoicamente y se limitó a esbozar una sonrisa.

Noveno juego, ganan Los Invencibles con veinte puntos y ganan el partido con ciento cincuenta y dos puntos contra ciento cuarenta de Los Fantasmas. Brindis general y suspiros de alivio de Osvaldo y Pedro que se encontraban empapados de sudor.

Don Víctor como árbitro, decreta que no se ganó por veinte puntos de diferencia de manera que hay que jugar otro partido.

Los Fantasmas proponen hacer un descanso y comerse un lomo- pobre acompañado del mejor tinto gran reserva existente en el Club y por supuesto que Los Invencibles que habían ganado el partido no podían negarse, aunque sus miradas eran asesinas.

Los comentarios de los espectadores estaban repartidos. Algunos confiaban en Los Invencibles y otros, que se encontraban sorprendidos con el rendimiento de Los Fantasmas, apostaban por éstos, además que se estaban ganando la simpatía porque no hacían aspaviento alguno cuando dominaban y por último, aumentaban el consumo sin miramiento alguno a sabiendas que el riesgo de perder era mayor para ellos y en consecuencia tendrían que pagar la cuenta.

Pero, cualquiera que fuesen los comentarios, los espectadores estaban sumamente entusiasmados con el partido por lo parejo de los juegos y los puntajes, lo que hacía mantener la incertidumbre.

Bien comidos y bebidos, Los Fantasmas piden otra botella de Whisky y la comparten hasta con los espectadores, que, por supuesto agradecieron, casi con un aplauso.

Se reinician las acciones y rápidamente Los Invencibles se ponen a la cabeza del partido, que terminan ganando con bastante facilidad de ciento sesenta y uno contra ciento tres.

Verdaderos triunfadores Los Invencibles. Pedro y Osvaldo se abrazan efusivamente y hasta más de una lágrima de emoción corrió por sus mejillas.

Fueron felicitados por los perdedores y hasta por el propio árbitro don Víctor.

La Asociación Regional los nombró en ese mismo momento como representantes regionales en el campeonato nacional. Se les aclaró de inmediato que por ser asociados y pertenecientes a un club, sólo se les pagarían los pasajes y el resto de los gastos debían salir de sus propios bolsillos o de su club.

Así y todo, Osvaldo y Pedro estaban felices y siendo Pedro, un poco más dicharachero que Osvaldo, quiso ser él quien dijera las palabras de agradecimiento que habían convenido con Los Fantasmas:

- Señores directores de la Asociación de Dominó de la Sexta Región, señor concesionario del Club Social, amigos todos. Osvaldo y yo queremos agradecer, de todo corazón la oportunidad que Antonio y Guillermo nos han dado para recuperar nuestro prestigio de dominoceros que tanto nos ha costado adquirir y que habíamos perdido producto de una mala noche. Ellos son hombres de honor y valor que no han dudado ni un instante en jugar, a una partida, el gran prestigio que habían ganado y que los había llevado a erigirse como los mejores de la región. Se la jugaron derecha y honradamente, como es su costumbre, y créanme que fueron rivales muy difíciles de vencer. Es por esta razón que, con Osvaldo, hemos decidido romper, sólo por esta vez, la tradición de este juego en que la cuenta la paga el que pierde. En homenaje a estos honorables amigos y leales competidores, la cuenta la pagamos hoy NOSOTROS.

Todos los presentes aplaudieron efusiva y prolongadamente, tan noble actitud de Los Invencibles.

El valor del consumo alcanzó la módica suma de ciento cinco mil pesos y don Rubén, al momento de entregarles la cuenta, les dice por lo bajo: “Les hice un buen descuento…se lo merecen”.

Osvaldo, que es un poco más cerebral que Pedro, le comenta: “Sabes una cosa Pedro, quisiera saber quienes son los verdaderos triunfadores, ellos o nosotros”.

El Dominó